Hizo girar la llave en la puerta, pero no fue la llave la que giró, sino la puerta. En realidad, la casa entera, porque cuando entró advirtió que el piso se había ido al techo y el techo al piso. Casi lo mata la lluvia de muebles; mesas y sillas cayendo al cielo raso. Esquivó los pedazos y casi tropezó con el ventilador de techo que asomaba como una enorme flor. Notó que había telarañas entre sus pétalos-aspas y pensó que al menos ahora podría limpiarlo sin vértigo, e incluso regarlo. Pero para qué, se dijo, si los ventiladores de techo no se marchitan. Se dirigió a su habitación. El colchón había volado cerca de la puerta. Sin siquiera darlo vuelta se acostó y tironeó de las sábanas que habían quedado debajo para poder taparse. Durante horas permaneció con la vista fija en las baldosas sin lograr conciliar el sueño.
miércoles, septiembre 13, 2006
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8 comentarios:
Esa flor que produce su propia brisa merece toda nuestra admiración.
Delicioso cuento.
Para enmarcarlo.
Marcos:
Un día, distraída, abrí la puerta de arriba de un placard y rompí un ventilador de techo. Casi pierdo mi cabeza de novia. Es peligroso deshojar pétalos-aspas girando a velocidad 3.
Un beso!
Ramiro: Muchas gracias!!
Taluego,
Lu
LU..ese ventilador todavia está sin su pétalo-aspa!!Sabés si está guardada en algún lugar.?
Besos, ju.
- Buenísimo !!! ...
Jejo: Muchas gracias! Y bienvenido por acá! (ya mismo me voy a chusmear tu blog).
Un beso
Lu
Hermoso relato, posta, muy bueno. Admiro la gente que puede contar tanto con tan poco.
Saludos
Gracias, Juan Ignacio!
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